Un titulo que entrega una idea clara de algo que toma tiempo entender...
En algún punto de nuestra vida y a decir verdad, en más de un punto, hemos llegado a
una encrucijada en la que es imposible volver atrás, sin embargo, daríamos hasta nuestro
último aliento para evitar tener que vivir ese momento. Pero cuando todo esta dicho y
hecho, ya no hay nada que nos pueda evitar ese trago amargo y enfrentamos
inmediatamente la siguiente problemática, ¿Como hago para seguir adelante?
Olvidar suele ser el deseo mas recurrido, pero, sabemos que es imposible hacerlo,
podemos desconcentrarnos, distraernos e incluso seguir adelante, pero olvidar?...
No es una opción, creo la frase aquí toma forma, la eterna y omnisciente presencia
de aquello que lamentamos, duele o amamos (o todo junto).
Creo que en una frase se intenta explicar que negarnos la posibilidad de recordar,
nos priva de la posibilidad de aprender y más aun de no apreciar en el futuro la verdad
de ese dolor, esa verdad que todos conocemos... no nos duele la encrucijada, nos duele
no poder recorrer ese camino nuevamente.
Hay una verdad mayor dentro de esa frase, la luz, la luz representa la verdad y una de
esas verdades es que si efectivamente tuviéramos la oportunidad de retractarnos,
de hacer todo de nuevo, no cambiaríamos nada, aceptaríamos lo bueno con lo malo,
porque al final del viaje que importan las rocas o el sol abrazador y las frías noches,
que importan si esos atardeceres, el paisaje y esas hermosas lunas llenas hacen que el viaje
haya sido mas que provechoso, lo hacen único, eterno.
Si alguna vez, les toca nuevamente la necesidad de olvidar, evalúen que quieren olvidar
si son buenos recuerdos que duelen, no los dejen ir. Aprendan a apreciar que no es el
tiempo que vives, sino el como lo vives.
Fco.