julio 28, 2006

Una breve reflexión

Saludos a mis no numerosos lectores...

Espero que les guste, encontre este cuento luego de mucho navegar en una coleccion de cuentos de coehlo. Si cualquier favor les puedo hacer compartiendo esta visión, entonces mi propio camino tiene mas sentido.


"A través de cuantas dimensiones deberemos pasar, y cuantas formas de vivir
debemos probar en esta existencia? ¿Cuántos caminos tiene el hombre obligación
de recorrer hasta llegar al punto donde decidió llegar?
"El viaje es difícil, largo, a veces imposible: y a pesar de ello conozco pocas
personas que se hayan dejado detener por estas dificultades. Entramos en el
mundo sin saber bien lo que sucedió en el pasado, cuáles son las consecuencias
que de ello se derivan, y qué es lo que nos puede reservar el futuro. Es como si
nuestros padres estuvieran en una caravana – y, de repente, nosotros nacemos
en mitad del trayecto.
"Procuraremos viajar lo más lejos que podamos. Pero, mirando el paisaje a
nuestro alrededor, sabemos que no será posible conocer y aprender todo.
"Entonces, nos resta recordar todo sobre nuestro viaje para que podamos contar
historias. A nuestros hijos y nietos, relataremos las maravillas que vimos y los
peligros que corrimos. Ellos también nacerán y morirán, contarán sus historias a
sus descendientes, y la caravana aún no habrá llegado a su destino."


Fco.

julio 27, 2006

El Principito

El tercer planeta estaba habitado por un bebedor. Fue una visita muy corta, pues hundió al
principito en una gran melancolía.
—¿Qué haces ahí? —preguntó al bebedor que estaba sentado en silencio ante un sinnúmero de
botellas vacías y otras tantas botellas llenas.
—¡Bebo! —respondió el bebedor con tono lúgubre.
—¿Por qué bebes? —volvió a preguntar el principito.
—Para olvidar.
—¿Para olvidar qué? —inquirió el principito ya compadecido.
—Para olvidar que siento vergüenza —confesó el bebedor bajando la cabeza.
—¿Vergüenza de qué? —se informó el principito deseoso de ayudarle.
—¡Vergüenza de beber! —concluyó el bebedor, que se encerró nueva y definitivamente en el
silencio.
Y el principito, perplejo, se marchó.

"No hay la menor duda de que las personas mayores son muy extrañas"